Mc Cullers y Daniel Link
Consigna: lean el artículo de Mc Cullers "Isak Dinesen. En alabanza del esplendor" y el capítulo 2 de La lectura: una vida, de Daniel Link "La escuela primaria. La señorita Celia". Anoten cuáles son las lecturas que destacan ambos textos, la transformación en el sujeto lector que proponen, la relación con la propia vida de los autores que establecen.
Mc Cullers "Isak Dinesen. En alabanza del esplendor"
En este relato la autora cuenta que leyó el libro “Memorias de África” de Isak Dinesen por la recomendación de unos amigos. Previo a la lectura no le tenía muchas expectativas, pero apenas lo comenzó, le fascinó. Releyó al libro muchas veces y se convirtió en uno de sus preferidos, “Cuando estaba enferma o descontenta del mundo volvía a leer “Memorias de África” que nunca dejaba de consolarme y apoyarme (...)”.
De tanto leer y adorar al libro, la autora se había convertido en su “amiga imaginaria”. Tiempo después leyó otro libro de ella, “Siete cuentos góticos”, que también la cautivó, ”Cuando quería salirme de mi vida leía “Siete cuentos góticos”, o “Cuentos de invierno”, o mucho más adelante, “Los últimos cuentos”.”
Más adelante, Isak pasó de ser su amiga imaginaria a ser una invitada especial en la academia de artes y letras de la que Mc Cullers era miembro. Al principio no estaba segura de querer conocerla en persona, porque le gustaba la idealización que tenía de Isak, y si la conocía en la realidad podía romperse esa imagen perfecta que se había hecho sobre la autora.
Finalmente se conocieron e Isak pidió sentarse al lado de ella en la reunión, cosa que la sorprendió mucho. Se llevaron muy bien y Mc Cullers se quedó impresionada por lo bien que contaba historias y atraía la atención de todos los miembros.
Luego Isak y Mc Cullers volvieron a encontrarse en otra reunión en la que la última le presentó a Mrylin Monroe, ya que Isak deseaba conocerla.
Finalmente se despidieron porque la célebre autora se volvía a su ciudad, y por muchos años su relación continuó mediante cartas.
Daniel Link "La escuela primaria. La señorita Celia"
Daniel Link comienza el relato con una película que vio cuando era niño, “Sissi”. “De un modo o de otro, la vida de Sissi se impuso a mi conciencia de niño neurasténico, pobre y responsable como un modelo (inalcanzable pero modelo al fin).”
Volvió a acordarse de dicha película cuando empezó a pensar en Evita, la cual tenía la misma carrera que Sissi. “Fue entonces cuando comprendí algunas cosas sobre el imaginario peronista”
Más adelante, Link leyó “Vals negro”, una novela de Ana María Moix, en la cual “se restituye la figura de Sissi a su verdadero lugar”.
”No está mal, ahora, recordar “Sissi” como la película que me sacó del universo de los cuentos de hadas, sobre todo porque ahí puedo leer parte de la historia de mi familia, la disolución de un mundo (la “edad de los imperios”) y, también, el nacimiento de otro (el “peronismo populista”) entre los cuales, qué duda cabe, se decidió toda mi vida, entre los cuales está toda la literatura que me importa.”
Por otra parte, las revistas Billiken y Anteojito fueron lecturas muy importantes en su infancia. Con el tiempo empezaron a tener más contenido escolar y menos aventuras, lo que hizo que dejaran de gustarle tanto. Un día su abuela le insistió (casi que lo obligó) para que las vendiera todas y usara el dinero ganado para otra cosa. La pérdida de esas revistas, y luego de casi toda la plata ganada (por devaluaciones) le trajo un gran dolor.
Un día, en la primaria, Link le robó el libro de lecturas a Bernardo, su amigo de la escuela, porque éste era muy prolijo y su libro estaba en perfecto estado. Envidiaba la perfección del libro de su compañero y no entendía porque el suyo siempre se manchaba o rompía. “Yo no podía ser feliz porque mi libro de lecturas era un desastre y el de Bernardo la versión inmaculada que yo nunca, nunca, jamás alcanzaría. (...) Sabía que a partir de entonces la infancia solo me habitaría como el otro que ya no podría ser, un moriturum, un muerto-vivo, un pequeño príncipe perdido en un laberinto de espejos que parecen asteroides distantes.”
Su maestra Celia, que tuvo dos años seguidos en la escuela, daba siempre tareas de escritura que a él le encantaban y terminó destacando en toda la escuela por escribir los mejores poemas. ”El niño moribundo que quería leerlo todo y que por eso se aferró a la vida, ya empezaba a cumplir esa exigencia. Y todo, todo se lo debo a la señorita Celia.”
Un día, en la escuela, perdió un concurso de lectura y se puso muy triste, entonces la señorita Celia le recomendó a sus padres que leyera “El principito”. Aquel libro fue la piedra de toque de su carrera lectora. “Después de “El Principito” sentí que había crecido, un poco porque el cuento constituye lo humano como infans, y otro poco porque la infancia aparece en él como lo que va a morir.”
Un tiempo después su primo Fernando se fue a vivir a otra provincia y le vendió toda su biblioteca, que contenía una gran cantidad de libros. El primer libro que leyó fue “sobre héroes y tumbas”
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