Escritura a partir de un objeto
¿Qué es una mesa?
Entró al aula el primer día de mi cuarto año de secundaria y
se presentó “Buenos días, soy Adriano Agreda, su profesor de derecho”. Lo
siguiente que dijo fue que era profesor y abogado y con total seguridad y
orgullo comunicó que se dedicaba a dos cosas que amaba y le apasionaban. Sonreí,
empezó bien, pensé.
Luego de presentarse, nos hizo presentar a nosotros, y después
de eso lo lógico hubiera sido que presentara la materia, que nos explicara qué
era el derecho, ya que era la primera vez que teníamos aquella materia. Pero
no, no fue muy lógico, y en cambio nos preguntó “¿Qué es una mesa?”
Hubo un silencio incómodo. Intercambié miradas con las
amigas que estaban cerca de mí ¿A qué se refería? ¿Nos estaba haciendo un
chiste, acaso? ¿Qué clase de chiste era ese? ¿Qué estaba queriendo decir? Al recibir
como única respuesta algunas risas y muchas miradas extrañadas, reiteró la
pregunta: “¿Qué es una mesa?”
Ya ni recuerdo cuántas veces la repitió sin recibir contestación
alguna. Hasta que finalmente tuvo que señalar a alguien para que intentara dar
una respuesta al interrogante. “Una mesa es una superficie con cuatro patas que
sirve para apoyar cosas o para comer” respondió el señalado, algo tímido, tratando
de descifrar que trampa le estaba tendiendo el profesor con esa extraña pregunta.
Ese tímido comentario se convirtió, pocos instantes después,
en un intenso debate sobre qué era una mesa, que duró el resto de la hora. En
el debate reinó un clima de concentración, dedicación y entrega; parecía como
si fuera una charla ultra trascendental en la cual elegiríamos al siguiente
presidente de la nación. Pero no, solamente hablábamos de una mesa.
Otro día nos preguntó “¿Si están manejando un tren y en un
momento la vía se divide en izquierda y
derecha; si van por el carril de la derecha matan a una persona y si van por el
de la izquierda matan a diez, por cuál irían?” Por el de la derecha, obvio, pensé.
“¿Y si esas diez personas son genocidas, y la persona de la derecha es
inocente, entonces por cuál irían?” Me quedé pensando. La obviedad de mi
primera respuesta, después de la segunda pregunta, se desvaneció en mi cabeza.
Al principio me costó entender a qué iba con sus inusuales
preguntas, pero poco después lo comprendí. Agreda se había propuesto como
objetivo hacernos desnaturalizar todo lo que tomábamos como obvio. Nos desafió
a cuestionar nuestras formas de pensar las cosas, que teníamos muy establecidas. Nos
hizo entender que en la justicia no existen solo el bien y el mal, que hay
grises y que todo es relativo. Para poder luchar por lo que creíamos justo,
primero teníamos que cuestionarnos qué era lo justo.
Hacía un año que yo había empezado a sacar fotos como forma
de desnaturalizar mi cotidianeidad, de hallar belleza en lo simple, de
cuestionarme hasta lo más ínfimo, y Agreda llegó en el momento perfecto para
recordarme que iba por el buen camino, que nunca tenía que dejar de
cuestionarme todo.
Un año después me egresé y lo elegí a él para que me
entregara el diploma. Luego de entregármelo, me regaló un libro de Haruki
Murakami, “La chica del cumpleaños”. Me sorprendió, realmente no me lo
esperaba, y tampoco tenía que darme ningún regalo, pero me lo dio.
Le respondí “gracias”. Nada más que “gracias”. En realidad
le hubiese querido decir muchas cosas
más, le hubiese querido contar que me había ayudado a generar un cambio en mi
forma de pensar, que me había marcado. Pero en ese momento solo le pude decir
un simple y seco “gracias”.
Escribo, entonces, este relato en su honor, porque siento
que se lo debo, es mi forma de hacerle saber qué había detrás de ese simple “gracias”.
Apartado
De aquella primera clase, hoy puedo decir que saqué algunas
conclusiones sobre las mesas.
Una mesa es una superficie tridimensional conformada por dos partes. Por un lado tiene patas,
que se encuentran en contacto con el piso y sirven como soporte. Estas suelen
ser cuatro o más, pero siempre la cantidad es un número par. También hay casos
en los que hay una única pata que es bastante ancha y está ubicada en el centro
de la mesa. Por otro lado, hay una
superficie plana colocada arriba de la/s pata/s. Ésta suele ser redonda,
cuadrada o rectangular.
Generalmente las mesas son utilizadas para comer, apoyar
cosas y a veces para estudiar o trabajar. Pero también se pueden usar para
observarlas y tratar de describirlas, para cuestionarlas y aprender a
cuestionar todo.
Una mesa se puede usar para comer o se puede usar como
herramienta para cambiar la forma de ver, pensar y penetrar al mundo. Aunque
claro, la utilidad que se le dé depende de quien la use.
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